13 de marzo de 2018

EL BUTANO



         La Gaceta Pabellonera 2018
                              Noticiario  del Grupo Cicloturista G.A. “Los del pabellón”.   Dirección y Redacción: © Alfonso Santamaría Diez 2018




EL BUTANO
(A la memoria de Isidro Gregorio Martín (+)

IsIsidro en plena ascensión a “Los Pinos”.(Fotografía enviada por su hermano Jose al Travi).
El pasado 8 de marzo falleció, Isidro Gregorio Martín, tras no poder superar un cáncer de pulmón. Doloroso final para un deportista íntegro que supo hacer amigos dentro y fuera del pelotón. Un currante que se despertó simpatía tanto cuando montaba en bicicleta, como cuando repartía las bombonas de butano. Le tenía aprecio mucha gente, prueba de ello fue la masiva asistencia al Tanatorio, y a su funeral en la iglesia de San José, donde hasta el Cuerpo de Bomberos tuvo representación, y acudió el Presidente de la Federación Palentina de Ciclismo.
Recuerdo la última vez que encontré a Isidro con su mujer, hace unos cuatro meses, y como no sabía nada de su enfermedad le tomé el pelo con lo bien que le encontraba, siempre en forma, y lo escacharrado que estaba yo después de haber sufrido un accidente con la bicicleta. Me dejó perplejo cuando me dijo estas palabras: “Mira Alfonso, a ti te lo puedo decir que eres amigo, aunque ya no me importa que se sepa. Tengo cáncer de pulmón, después de no haber fumado en mi vida”. Aquello me impactó, y también a Paco “El Lehendakari”, y a Paco “El Pretor”, que estaban conmigo. Nos quedamos sorprendidos y preocupados, porque pensábamos en la injusticia de la vida, que sin llevar un año de jubilado y cuando más tiempo dedicaba a su pasión, le sobreviene esta enfermedad que terminó siendo mortal.
Al mes de ver a Isidro me volví a encontrar con su señora, y la pregunté por su marido. Me dijo que estaba en el Hospital que le estaban dando la primera quimio, pero que estaba contento porque lo habían cogido a tiempo, y lo tenía localizado, y le habían dicho que podría andar unos 30 Kms. en bici de forma suave.
Unos meses después corrió el rumor de que Isidro había empeorado, y más tarde de que estaba muy mal, y que le habían trasladado al Clínico a Valladolid. Pero la prudencia se mantuvo y nadie dijo nada en el WhastsApp del Pabellón. A primeros de febrero tuvimos la confirmación de su hermano Jose, pero de nuevo la prudencia imperó de forma confidencial entre los más allegados. Su muerte era ya una muerte esperada, pero parece que Isidro se resistía a abandonar este mundo, hasta que a través de su hermano, y en comunicación con el Travi, conocimos la triste noticia, el día 8 de marzo, que fallecía, qué pena, con 66 años, cumplidos en enero.
Se ha ido una gran persona, y su muerte ha sido muy sentida por todos aquellos que le conocimos y tratamos deportivamente, o profesionalmente. Isidro era especial, atraía por su simpatía, por su espontaneidad por su jerga inconfundible, y sus chascarrillos. Por ser capaz de arrastrar sin inmutarse al pelotón, y no necesitar ni exigir relevo. A nadie dejaba Isidro indiferente daba espectáculo montado en la bicicleta, ponía muchas ganas, daba la cara, ayudaba. No presumía de sus facultades, y muchas veces ayudó a mucha gente, la rescató y la empujó y la aproximó al pelotón. A mí muchas veces me ofreció su rueda. Me encantaba escuchar sus chascarrillos, y como Paco El Lehendakari, Isidro daba otro aire a las marchas.
 Cuando repartía el butano era el mismo Isidro que el de la bicicleta, con su alegría perpetua, parecía que no le pesaban las bombonas, ni su carga, descarga y reparto. Laboralmente Isidro tuvo sus mejores años cuando estuvo a cargo de la Planta de Butano de la Avda. de Asturias, hasta que la cerraron, y tuvo que coger el camión y hacer el reparto a domicilio.
Isidro se hizo un currículo distinguido en el mundo del pedal, gracias a ser una persona sacrificada en los entrenamientos, y cuidarse mucho, sin excesos, no se le veía por los bares, nada más que cuando entraba a dejar una bombona. Y hablando de bombonas tengo muchas referencias de que Isidro era especial en su trabajo, atendía muy bien a su parroquia, y me enteré de que cuando se jubiló lo echaron de menos, porque faltaban sus atenciones, sus detalles; y el reparto ya no era igual, faltaba su personalidad, su desparpajo, su simpatía, y su amabilidad.
Formó parte del equipo de Automóviles Chema, y allí comenzó su progresión y andar  los fines de semana, para ponerse en manos de Paco El Lehendakari, que era el líder del equipo, y les llevaba por el Cerrato, volviendo siempre tarde, por lo que Isidro no llegaba nunca a casa a la hora de la paella, pero al domingo siguiente volvía, y le ocurría lo mismo. Con Paco subió muchas veces los Lagos de Covadonga, y otros puertos, cuando ambos eran de otra pasta y destacaban en el equipo de Automóviles Chema.
Cuando desapareció el equipo de Chema, Isidro se fue a la iglesia de San José, y formó parte del equipo del Moviline, UNITEC, una escuadra de antiguos componentes del equipo de Chema, en la que Vallejera, Eugenio, Nacho, El Farma, Miguel, Isaac, … eran los habituales de las marchas. Isidro fue progresando a base de dedicar más tiempo a la bicicleta, y comenzar a practicar el rodillo en casa. Se pasó después al Grupo de los del Morro, hasta que decidió venirse con nuestro Grupo de Amigos Los del Pabellón, porque estaba cansado de batallas, y sabía que aquí había otro ambiente. Le bauticé como El Butano, y decidió lucir nuestra ropa, y participar en muchas marchas, y en casi todas, a pesar de su superioridad, se amoldó al Grupo. Otras veces se dejaba llevar por los impulsos de otras ruedas, y preparaba el desaguisado, pero luego se disculpaba. Cuando iba relajado era un placer ir con él porque soltaba graciosos chascarrillos, no paraba de hablar, no callaba, y muchas veces le decía yo: “Pero Isidro si llevas la radio puesta”. Hay muchas anécdotas de Isidro entre ellas cuando se ponía a cantar con El Travi cuando el Grupo iba relajado.
Estaba siempre en forma, gracias a su sacrificio, porque había que tener ganas después de una mañana dura de trabajo, salir a dar pedales por las tardes. Por las tardes salía en solitario, se hacía su recorrido y era los fines de semana cuando contactaba con nosotros, o con los del Morro. Recuerdo que disfrutó mucho en una Marcha Extraordinaria por el norte palentino, creo que solo participó en una, porque siempre estaba pendiente de su señora y de sus hijas, y prefería dedicarlas su tiempo.
Cuando se jubiló dedicó las mañanas a entrenar en bici, y contactaba con los grupos de jubilados, pero me dijo que prefería la independencia y hacer sus recorridos y limitarse a sus horarios. Salía mucho con Chema y los dos se batían el cobre como dos juveniles, pero eran grandes amigos.
El día que murió Isidro, Juan Carlos Casado, se preocupó de que no le faltara una corona de sus amigos ciclistas, y promovió una colecta para quien quisiera aportarse el dinero. También promovió dedicarle una Marcha y contactó con su hermano Jose, que le dio toda clase de facilidades, y el agradecimiento de como se habían portado los amigos ciclistas, en particular El Travi, agradecimiento también de su señora e hijas. Impresionaba ver encima del ataúd su casco, una prenda sin publicidad, y su maillot del Grupo de Amigos “Los del Pabellón”.
Se ha ido todo un ejemplo, en la bici, en el trabajo, en la vida, descansa en paz, amigo Isidro.


                   Isidro entre Chema y el hermano de Chema. (Fotografía enviada por su hermano Jose al Travi).


 Montaje realizado por Juan Carlos Casado Gómez

La Gaceta Pabellonera 2018
© Alfonso Santamaría Diez 2018


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